Amisulprida usos y efectos secundarios



La amisulprida es un fármaco antipsicótico, es decir un medicamento o sustancia con propiedades psicoactivas cuyos efectos contribuyen a combatir la sintomatología psicótica, especialmente en lo referente a problemáticas como las alucinaciones y delirios. Se trata de un antipsicótico derivado de englobado dentro de los neurolépticos atípicos o de segunda generación, los cuales se elaboraron con el propósito de combatir la previamente citada sintomatología sin los frecuentes efectos secundarios que los de primera generación tienen. Además de ello una de las principales ventajas de los de segunda generación es que logran un efecto terapéutico en los síntomas negativos (los que suponen un empobrecimiento mental del paciente y una pérdida de funcionalidad, como la abulia y apatía, la alogia o el empobrecimiento del lenguaje), algo en lo que los neurolépticos de primera generación fracasan o no tienen gran efecto (en algunos casos incluso empeoran). Este medicamento se comercializa en forma de comprimidos, y su principal vía de administración es la oral. Con una vida media de 12 horas, se metaboliza de manera parcial y se excreta a través de la orina y las heces. Su elevada potencia lo hace comparable con antiìscóticos típicos altamente reconocidos, como el haloperidol, si bien es mucho más seguro y genera menos molestias y efectos secundarios que éstos. También se ha comparado con otros fármacos como la risperidona, una comparación en la que la amisulprida tiene una ligera superioridad en lo que respecta a su eficacia. El mecanismo de acción de la amisulprida se fundamenta en su efecto sobre nuestra química cerebral, concretamente sobre el sistema dopaminérgico. A pesar de que es un atípico o de segunda generación, algo que por lo general implica que además de la dopamina también se ejerce un efecto en el sistema serotoninérgico, la amisulprida es una excepción: únicamente tiene un efecto relevante en los receptores de dopamina. Concretamente, la amisulprida es un fármaco antagonista de los receptores D2 y D3 de la dopamina. La amisulprida, como antipsicótico o neuroléptico que es, tiene como principal indicación terapéutica la esquizofrenia. En este sentido la amisulprida es de utilidad tanto en el tratamiento de brotes psicóticos y estados agudos como en fases más crónicas, así como en la prevención de nuevos brotes. Además de ello, hay que tener en cuenta que este fármaco es efectivo tanto en síntomas positivos como en negativos, con gran eficacia en ambos. Aunque no es una indicación oficial, en ocasiones también se ha utilizado en casos de depresión y distimia. Aunque la amisulprida es un fármaco de gran utilidad, su administración puede generar una serie de efectos secundarios molestos o incluso peligrosos (a pesar de que comparativamente dichos efectos suelen darse en menor magnitud y con menos frecuencia que con los típicos). Algunos de los más habituales son la existencia o aparición de temblores, hipotensión, reducción de la líbido y dificultades para alcanzar el orgasmo, aumento de prolactina en sangre que puede llegar a provocar alteraciones sexuales (problemas menstruales, disfunción eréctil o galactorrea o emisión de leche por los pechos, entre otros). A nivel gástrico pueden generar estreñimiento, náuseas y vómitos. Aunque en menor medida que otros neurolépticos, también puede provocar cierta somnolencia y ligeros aumentos de peso. Otros efectos secundarios frecuentes son distonía o discinesia, ansiedad e irritabilidad. Otros con mayor peligrosidad pueden ser posibles hiperglucemias, alteraciones cardiacas y arritmias, crisis convulsivas, agranulocitosis (reducción de granulocitos, un tipo de glóbulo blanco), leucopenia (se reduce el número de leucocitos), hipercolesterolemia o hiponatremia. Además puede aparecer para cardíaco, tromboembolismos venosos, angioedemas o incluso el potencialmente mortal síndrome neuroléptico maligno. También puede contribuir al crecimiento de diversos tipos de tumores.

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